Invasión a Panamá 1989; diario personal (22 dic)

ESCONDITE PERFECTO

Diciembre 22 de 1989. 
En esas llanuras, en medio de esa selva, la noche se hacía cada día más larga. En la última fila, el soldado 14504, comenzó a seguir las espirales de niebla que salían azules de las narices de sus compatriotas; le recordó los viejos días de entrenamiento, y le pareció escuchar la voz de su instructor: 
-- Lo mejor es quedarse cerca de la bomba, y con la nariz a ras del suelo. Así se respira menos gas, se sufre menos. El gas es liviano y sube. No cometan la estupidez de levantarse y correr, así se llenarían de gases en treinta segundos. Lo contrario, aguanten la respiración, cierren los ojos y avancen a rastra como borrigueros, tanteado. Cuando encuentren la máscara, colóquenla en su cara, pero primero soplen el filtro con todo el aire que les quede, si aún les queda algo, si no tendrán que quitárselas y salir de la cabaña, o sucumbirán. A muchos, que quisieron ser veloces, los hemos sacado, casi muertos, y hasta allí llegó sus entrenamientos. No es carrera de velocidad, no; se trata de control, mente sobre el cuerpo. Los apresurados, ahora están en sus casas gozando sus vidas de civiles. Recuerden, no respiren, no abran los ojos. Controlen la respiración". 

El soldado 14504, se cuestionó a si mismo: ¿Por qué tuve que controlarme? !Maldita sea, ahora estaría en mi casa, junto a los míos! El rompan filas, del traductor, lo sacó de sus pensamientos. Luego caminó apresurado entre las sombras de sus compañeros hacia la tienda. (Campo de concentración en el Polígono de tiro de Nuevo Emperador)

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