POEMA
Te quiero todos los días cada segundo,
muchos meses cada hora;
Te amo años enteros cada estación.
Te quiero en las horas vacías,
en el instante que las hojas se suicidan
Lanzándose al columpio del otoño.
No hay un grano de arena
En el reloj de mi cuerpo
Que no se precipite hacia tu abrazo;
Soy esclavo del cronómetro de tus recuerdos.
Voy al sur, al centro
me adentro al mar,
Marco el mundo con una gota de sangre
del cordón umbilical de tus palabras.
Los fonemas son un cardumen
entre los arrecifes de tus dientes.
Voy al sur, al centro.
Te veo gritar como una actriz de cine mudo,
Como una sábana cimbrada por el viento.
Navego en tus sonoridades silabeantes,
En el centro de todos tus puntos cardinales.
El dinosaurio está a punto de llegar a la cima del volcán. Las cenizas aún calientes sofocan; abajo el már rojizo fermenta la espalda. Determinado estira el largo cuello, y logra ver el líquido escarlata. Intenta acortar el último trecho; el equilibrio sobre la inclinación rocosa enreda sus patas. Por esa razón el agua de la laguna cada día es más púrpura.
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